Es cierto, el V HOMENAJE DE
Bueno, comienzo por el principio, a las 06:00 horas diana (05.00 H), salgo para Ronda acompañado de mi familia, mi hijo participaba en la marathón de 43 kms., llegamos a las 08:30 horas, me llama Farma mientras recomponía mi bici, me fui a buscarle calle abajo y le aviso por el móvil que estoy en la casa de lo Cultura pues tenía que recoger mi dorsal. Nos vamos al cajón de salida, sellamos y nos colocamos bastante alejados de los primeros en dicha salida porque se aproximaba la hora las 09:30 horas y estaba el cajón lleno. Hay fotos tomadas por mi hijo que registran el momento.
Nervios, hacía una temperatura estupenda, sin frío apenas, soleada, no había ni una nube, es más, dejé a propósito el chubasquero en el coche porque se veía un cielo totalmente claro, un día fabuloso. Toca la señal de salida y ya veíamos a los primeros que iban más allá de
Por fin salimos, yo salgo con gran entusiasmo, voy adelantando a gente, por un lado por otro, pasando el mirador del Tajo (oigo a un ciclista decir ¡!Ay, esas dobles!!), por las calles antiguas de Ronda, después en las curvas que conducen al Arco de Entrada de Ronda La vieja, por otras calles, las primeras rampas de subidas, ya comienzan bajadas, nada, ahí iba yo con Farma, me sentía fenomenal, fuerte, que había subidas pues a más ciclistas que adelantaba, y Farma conmigo. Comienzan bajadas muy empinadas por zonas asfaltadas y rotas, pero nada, seguía pletórico, me iba vengando de todos lo que podía y se habían colocado delante nuestra en el cajón de salida, atrás quedaron aquellos tiempos en mi primera 101 KMS que temía arrimarme a los grupos en la salida, ahora todo lo contrario, me daba igual. ¡A por ellos!, a esto Farma en una de estas me dijo “la vamos a hacer tranquilos”, más o menos me dijo eso. Pero pronto acabaron mis adelantamientos, a unos seis kilómetros, más o menos, empieza a verse gente bajada de las bicis, llegamos Farma y yo, muy fuertes, “dejad pasar”, y a poco que subíamos nada ¡pie a tierra!, la gente arremolinada, atravesados y ahora ¿quién arranca cuesta arriba?, y con el terreno bastante roto. Bueno, esto es igual que el año pasado, pensé, pero Jeje, que iluso, cuando supero la primera de las cuestas bajamos por un barrizal, Farma ya se perdió, a él esto le va, llevaba ruedas ex profeso para el barro y el tío le da igual el barro, se tira a lo que le da la burra cuesta abajo. Comienzo yo mi particular ¡paso del desierto! y bajo entre muchos ciclistas por la zona del barro, ya vi al primero con la cadena partida en sus manos, más tarde vería a otros, fue un día de bicis rotas, continúo con cautela pero hasta que viene mi primera caída, caí con mucha fortuna sobre el lado derecho del carril sobre matorral y solo me lastimé un dedo y unas rozaduras estupendas en la pierna izquierda, pudo ser peor si llego a llevar maillot corto o guantes cortos sin protección (algo tenía que hacer bien). Me repongo del sustillo y un ciclista me pregunta ¿cómo estás?, pues nada bien, seguimos por el barro, por fin terminan otros sube y bajas, pero con la dificultad añadida de que las calas no encajaban en los automáticos, pero pedaleaba con el centro de la bota. Farma me espera cerca de un paso a nivel del tren donde sellamos la primera vez el pasaporte serrano, llegamos hasta allí y nos encontramos a ciclistas detenidos porque pasaba en ese instante el tren, Agrupamiento de ciclistas, cachondeo hasta que el responsable del paso (o agujas) decide levantar las barreras, nada más pasar hay un río y unos bomberos nos ofrecen agua para lavar el barro de las bicis, Farma se marchó y me quedé para intentar limpiar los pedales. Continúo y me encuentro con Farma, ya vamos camino del primer pueblo, Benaoján, más subidas y encuentro con la meleterica al inicio de la subida de la Raspa. El tiempo era fenomenal, no hacía calor pero aparecieron en escena algunas tímidas nubes. Emprendemos la subida terrorífica del pueblo Montejaque, calles estrechas y muy empinadas, Farma se marcha otra vez y me espera en otro punto de sellado del pasaporte, en una especie de embudo. Ahora continuamos para subir otras cuestas de tierra, gente bajadas de las bicis, subida corta que vuelve a llevarnos a la carretera de asfalto para después desembocar entre unas calles que llevan a la subida de los romeros, es decir, la subida empedrada de
Bajada por la ermita, divisando el terreno que luego ¡tendríamos que subir!, Ahhh…, que horror. La bajada tenía un anuncio de la organización “bajada Peligrosa”, no obstante sólo había cuatro charcos desperdigados, algunos charcos con barro, nada inquietante, ya la conocía del año anterior y bajé muy bien aunque Farma, obviamente, bajó más rápido que yo, cruzamos otro río, tomamos el asfalto nuevamente pero por poco tiempo, giro a la izquierda y otro sello en el pasaporte (se pusieron ayer más sellos que en ninguna carrera, vamos, cualquiera se escapaba). Carril arriba, cerca del Cuartel pero antes de llegar, la primera ambulancia del día (que yo viese) que se llevaba a un ciclista, y nada más superar a la ambulancia otra bajada por unos matojos, carril que sólo cabe una bici, con mucha vegetación y un ciclista delante mía se cae por un lateral y da varios tumbos, sin consecuencias, después lo vi entrar en meta cuando ya volvíamos de comernos el bocata de lomo calentito. Entramos al cuartel de
Poco después parada para sellar, nos colocan una etiqueta verde que significaba el inicio de la segunda vuelta. Ahora comenzamos a bajar POR UNAS ESCALERAS, digo bien señores, por unas escaleras empedradas que bajan a la parte baja del Tajo, pues bien, por allí mismo, por esa estrecha escalera, ya subían los PRO, los ciclistas que acababan la prueba, uno de ellos farfullaba “no os queda na”. Por cierto, en uno de los boquetes metí la rueda y caí por delante de la bici, pero salté con suerte, y dos duatletas me sujetaron la bici. En fin, de allí bajamos otros caminos conocidos y después carriles rotos de la conocida cuesta del cachondeo, por allí nos cruzamos con marchadores, después viene una parte asfaltada donde hay un cuestón que acaba en una curva que parece una pared, no exagero, pero lo subimos sin contemplaciones, ya el año pasado lo subí con Pedro. A todo esto yo le comentaba a Farma “lo bueno es que ahora en la vuelta la organización habrá cambiado la ruta y no creo que nos metan por el barrizal de esta mañana”. ¡JA!.
Bajamos otras cuestas y llegamos a un avituallamiento donde comí revuelto de frutos secos y bebí otro isotónico. Ahora sólo nos quedaba por subir la archifamosa Ermita.
Farma, que está más fuerte que un limón, ¿de qué me suena esto? comienza la subida pasando a ciclistas, yo iba más despacio, y fui cogiendo más lentamente a gente, pasando en el kilómetro segundo de la subida a todos los de un grupo que siempre los iba pillando, eran de un club de Puerto real (por ejemplo en el repetidor, en la supercuesta de fuera de Ronda, etc.) pero que también me cogían cuando paraba en avituallamientos. Total, que en el kilómetro tercero de la subida se había aclarado bastante los carriles, después hay una zona de recuperación para acometer la última parte de la subida y más dura en cuanto a grados de desnivel. Aquí ya iba la peña a pie, yo a Farma no lo ví, las cuestas son más cortas en este tramos, pero más rotas y con gran pendiente. A trescientos metros del final eché pie a tierra, era imposible superar boquetes y la dura cuesta, pero me sentí muy satisfecho porque no veía a nadie que subiese montado, es más había dejado a gente mucho antes que iban caminando. Estas subidas son difíciles hasta subirlas a pie.
Farma me lo encontré en la misma Ermita, junto al cartel que anuncia “bajada peligrosa”, Farma me anima a bajar la cuesta de los romeros, y la hago como puedo, poquito a poco.
Abajo encaramos otras cuestas y llegamos a Montejaque, nuevo sellado y ahora bajamos las cuestas empedradas, salimos a la carretera, la meletérica nos daba paso y después descendimos otra cuesta muy rota que subimos por la mañana. El tiempo ya había cambiado, fuertes rachas de viento, nublado muy negro y un poco de rasca, pero sin problemas. Farma y yo nos acordamos que hay que orinar, no lo habíamos hecho en todo el día y nada más bajar por otra cuesta que lleva paralela a un río de Benaoján, con gran caudal, paramos a evacuar. Allí nos pasan unos cuantos ciclistas.
Pasamos los carriles de
Acaban las cuestas y escampa, salimos a otra carretera que nos adentra a la parte nueva de Ronda, llegamos a una zona antigua donde nos indica uno de Protección Civil que tomemos la subida por la escaleras, eran las mismas que usamos para bajar. Farma quiere intentar subirlas montado en la bici y consigue subir un tramo o dos, pero el suelo es de piedras resbaladizas, empinado y con sus escalones, así que empieza la subida a pie, se me acercan dos o tres ciclistas que me siguen a pie y empezamos una animada charla porque ya estamos llegando al final de la etapa, pasamos debajo de un Arco de una torre antigua estilo Árabe y nos golpea un airazo frío tremendo, posiblemente cero grados, no exagero, y es que mientras nos granizaba en Ronda había NEVADO. Un día que comenzó soleado, sin una nube, se tornó hostil y desapacible. Arriba nos esperaba el penúltimo sellado del pasaporte, otra etiqueta larga de color verde y Farma me dijo “tu ves como la hemos hecho junto”.
Entramos a las calles de Ronda, por encima del Tajo, pero en esta ocasión pedaleamos charlando, en paralelo y despacio, camino de la meta en
En la meta nos hicimos algunas fotos, mi hijo estaba allí, yo creía que tardaría más que yo en su maratón y sin embargo entró en meta casi dos horas antes que yo, acabó a las tres de la tarde. Allí nos enteramos del frío que había hecho, se veía en los rostros ateridos de la gente.
Recogimos los regalos, el trofeo de cerámica, un llavero de regalo, un polo, y a comer un bocadillo de lomo calentito con cerveza. Allí mismo, en
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Me quité el maillot empapado y estrené el polo de regalo, me coloqué un jersey encima, había gente temblando de frío, no es broma, al lado nuestra en el mostrador de las bebidas había algunos atletas temblando y se oían los dientes.
Cogimos los coches, desarmé la bici que iba de pena, allí mismo en un contenedor de basura mi hijo tiró sus zapatillas (irreconocibles) y yo me vine descalzo, menos mal que eché calcetines de repuesto y además eran los buenos, los de hilo de plata, y así pude conducir hasta Málaga. Saliendo de Ronda, a la altura de las Navetas comenzó a nevar, una estampa preciosa.
Estando más entrenado y con más experiencia, pero la climatología propicia una estado pésimo de algunos carriles, y el desnivel supera al del año anterior, aunque dichos datos técnico se los reservo a mi amigo FARMA para que los exponga, desnivel, grado de dificultad, creo que ha sido considerable. Tengo la impresión, compartida también por JOSE MARIA, que hubo bastantes abandonos de ciclistas, además de por roturas mecánicas, por dificultad de la propia etapa. Todos los planes de cómo hacer la carrera, es decir, promedios, ritmo, cadencia, cálculos que uno hace para hacer la prueba con cierto criterio no sirvieron para nada. No hay ningún ritmo, lo mismo vas lanzado, pedaleando de maravilla y te cortan de repente, la gente bajada de las bicis, a pie, después el barro, pues si fuese un tramo corto se supera sin problemas pero no cuando de varios kilómetros de barro se trata, como ocurrió en la zona conocida como “El Campìllo”, paradas varias, que si el paso a nivel del tren, que si las otras cuestas con más gente que se paran delante tuya y te tienes que detener porque es un paso angosto que no puedes adelantarlos, etc.
No obstante puedo concluir diciendo que:
Esta prueba evidencia la clara intención de superar a la mítica 101 KMS, es palmario que los organizadores quieren dotar de identidad propia a esta prueba y que se hable más de ella que de los 101. Con todos aquellos ciclistas que he intercambiado impresiones no han dudado lo más mínimo en admitirlo, e incluso manifestarse así a las primeras de cambio.
Que sirve, desde luego, como anticipo y preparación para los 101kMS, ya subimos este pasado Domingo la famosa Ermita, y no una vez, sino DOS VECES, y accedemos desde abajo del tajo otras DOS VECES.
Que los organizadores se han propuesto cambiar el itinerario todos los años, a diferencia de los 101KMS, rebuscando entre los posibles caminos rondeños que consideran propios para la práctica de este deporte en su aspecto más auténtico y genuino.
Que afortunadamente pude acabarla y el ladrillo que entregan como trofeo le he cogido más afecto que a otros ¿porqué será?
Que las carreras nada tienen que ver con nuestras salidas por muy duras y largas que la diseñemos, pues se rompen todos los esquemas y planes que uno se haya hecho mentalmente (salvo excepciones, sin imprevistos). No se obtiene una media razonable y al final te paras muchas más veces de lo que te planteabas antes de salir. Al final, en una distancia muy inferior a veces a las que podemos hacer los Sábados se invierte bastante más tiempo. No obstante, es bueno de vez en cuando probarse uno en este tipo de pruebas para conocerse mejor.
Que tengo que felicitar a mi hijo y por supuesto a FARMA, que cumplió con lo que había dicho, pues pudo hacer un buen tiempo en la prueba y sin embargo me esperó hasta entrar conmigo en meta.